domingo, 28 de octubre de 2007

CERTIFICADO DE SEVILLANÍA PARA LA ALAMEDA DE HÉRCULES


Elias Torres firma un proyecto de pavimentación para la Alameda de Sevilla. O al menos es lo que le han dejado hacer. Pocas cosas del proyecto inicial de este arquitecto han podido ser mantenidas finalmente en la Alameda de Hércules, la participación ciudadana y la comisión de patrimonio han neutralizado cualquier alarde dejando la alameda prácticamente igual que estaba pero pavimentada.

Según el proyecto inicial, la plaza aparecía pavimentada con unos tramex de cerámica que tomaban diferentes tonalidades y colores dependiendo de la zona que ocupaban, actualmente todos son de color albero recordando al existente antes de la remodelación.
"Los expertos" consideraron que la solería extensiva sería demasiado dura para la plaza y que el albero debería ser respetado. Consideraron excesiva y redundante la utilización de pérgolas y velas del proyecto original y se convino finalmente que las columnas se mantuvieran en el mismo sitio en lugar de reubicarlas en la plaza como proponía Torres.
El resultado final es un espacio con topografías ocasionales pavimentado en color albero, que cerca el tráfico rodado con unos pivotes color albero y que ofrece unas pérgolas y quioscos en origen diferentes al proyecto del color que ya se imaginan.

Y es que parece que en Sevilla no confían, en este caso, en Elias Torres y necesitan revisar su proyecto como si de alguien que no sabe lo que está haciendo se tratara. Es lo que nosotros llamamos "Certificado de Sevillanía" es decir, todo lo nuevo debe estar aprobado por el consejo de sabios de la ciudad.
Extrañamente este consejo, lo forme quien lo forme, siempre tiende a dejar las cosas como estaban o a reproducir ciertas imágenes sevillanas que son más pintorescas que históricas.
La ciudad sigue estando como estaba. Seguimos haciendo una ciudad acomplejada con mucho miedo a innovar y a perder esos elementos "tradicionales" que no tienen más de un siglo.

Foto: surconsciente

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace poco he leído a antonio burgos, uno de los sabios del "consejo de sevillanía", decir que el tranvía no era más que una atracción de feria, y los bancos de puerta jerez, de ikea. En fin, parece que a don antonio le gustaba más la avenida de la constitución llena de coches y la puerta jerez sin bancos. Este hombre huele a naftarina.

Rascaviejas dijo...

¿Más pintorescas que históricas? ¿Ustedes han leído algo sobre la historia de la ciudad? ¿Saben diferenciar el concepto de un jardín del Renacimiento? ¿entienden algo de la simbología de los Hércules de la Alameda? ¿Y del porqué de su ubicación? ¿Petenden compararse a los grandes tratadistas del Renacimiento sevillano? Hay que ser muy soberbio o un perfecto ignorante para querer cambiar las columnas de la Alameda de sitio. ¿Querían ser historicistas? Pues se las hubieran llevado a la calle mármoles. Si, ya se que a lo mejor la fecha de 1574 les parece cercana, perdón, costumbrista y no histórica, que su ego les impide reconocer la destrucción de un conjunto y la creación de una auténtica horterada donde farolas de casa Pueyo juegan a ser las nuevas líneas del horizonte y donde churretosos seudoadoquines imitan o rinden canto al albero...Nuevos ricos, incultos y analfabetos. Huy, perdón, nuevos creadores. Disculpen que uno sea un nostálgico de lo cutre, carca, antiguo, provinciano...y no se cuantos adjetios más que se le ocurrirán para definir al que vela mínimamemente por una ciudad tan pisoteada por aquellos que se creen los dueños de la seudomodernidad y del seudoprogreso

Unknown dijo...

Puestos a pensar de ese modo... ¿que cree que pensaría un purista cuando trasladaron las columnas desde su original emplazamiento en la calle Mármoles a la Alameda y las culminaron con una figura en 1754?
¡Las columnas están hechas para soportar edificaciones no muñecos! En fin, quiero decir, que la ubicación de los elementos ornamentales es lo que menos importa en todo esto porque si nos fijamos a lo largo de la historia todo ha ido cambiando de sitio, ha sido maquillado, demolido, restituido... afortunadamente, y en ese tipo de intervenciones Sevilla estaba a la cabeza, que se lo digan a usted (la Giralda, el Patio de los Naranjos, el barrio de Santa Cruz, la demolición del Corral de los Olmos o la de los conventos, el ayuntamiento…etc).
En ese aspecto el inmovilismo estético actual hace que los sevillanos estén traicionando a ese espíritu abierto a las transformaciones urbanas y artísticas.
A lo que se refiere con pintoresquismo el texto anterior es que la ciudad viene estando interesada en dar una imagen de hace siglos, la que sigue produciendo actualmente en el siglo XXI. De ahí que se prefieran bancos de forja inspirados en no se que corriente artística con el pensamiento de dar una imagen antigua o elegante y así con todo. La búsqueda sevillana del lujo y el amor…

Lo realmente importante es que después de una obra que se hace eterna el resultado sea prácticamente el mismo. Lo que cabe esperar de una intervención de este tipo, que sin duda cuesta una pasta, es que al menos sirva para que cambie el lugar en la forma de ser vivido y si puede ser para bien.
No estoy hablando de cuestiones estéticas sino meramente de usos, de equipamiento ciudadano. Una ciudad debe estar viva, en transformación continua y por supuesto debe servir a sus habitantes de una forma consecuente a los tiempos que corren. No es que diga que el proyecto propuesto sea lo mejor que se puede hacer, solo digo que para quedarnos peor o igual no hacer nada es una buena o al menos económica solución.
En ese caso, le doy la razón y que se quede todo como está.


Este tipo de debates son muy interesantes y en Sevilla eternos pero por favor, escriban sin faltar a la gente.

eres_mi_cruz dijo...

No creo que sea una cuestión de inmovilismo...

¿No os parecece sospechoso que de todos los proyectos de Lapeña y Torres, este sea el único que aparece ilustrado con una
thumbnail de época?...
promenade... jó-der...

¿Os acordáis cuando Sáenz de Oiza presentó al concurso de Torre Triana un proyecto para no ganar... y ganó?

¿Os acordáis de las fachadas decimonónicas que Terragni presentó para obtener las licencias del Novocomun?... ¿o de los seis alzados en cinco años del Hotel Posta?... ahí un tío que quiere sacar un proyecto adelante...

Estoy de acuerdo en cierto modo con el mensaje de vuestro post, pero no puedo entender como unos arquitectos de la calidad de "jamlet" no apartan sus firmas y su prestigio de esta gran puta mierda de intervención... bueno sí lo sé... 80 millones de las antiguas pesetas por un PBE... reformados aparte...
¿Creéis que esa maqueta y esos render lo valen?... ¿era esta la mejor propuesta que jamlet podía ofrecer?...

De la misma manera en la que a la hora de hacer una vivienda tratamos de satisfacer criterios, meras inquietudes o simples manías de la gran mayoría de nuestros clientes... con todo lo que de frustración y aprendizaje éso conlleva... así debiera afrontarse un proyecto de espacio público, mucho más cuando se trata de un enclave de la importancia de la Alameda.

Desde el momento en el que mutuamente se incapacitan los criterios de arquitecto y cliente, la realización del proyecto es un trámite estéril...

En fin, soy arquitecto y jamás podré faltaros por que sé que esto es así...
pero permitidme que recurra al clásico del
Dear Architects, I am sick of your shit
de Annie Choi...
un poco de autocrítica... nos la merecemos...

Un saludo.
(os encontré gracias al enlace de n+1)

PD: El profesor rascaviejas hubiera sido un magnífico interlocutor para ese diálogo entre arquitecto y cliente... os aseguro que puede ser de todo... menos inmovilista.

Rascaviejas dijo...

Por partes. Ninguna intención de faltar al respeto a nadie. Hablar de analfabetismos y de soberbia en un sentido amplio no creo que vaya por ese camino. Todos somos analfabetos en muchos aspectos y grandes creadores fueron grandes soberbios. Pero se confunden términos: conservar no es inmovilizar, integrar no es castrar, evolucionar no es imponer. Se suele caer en el argumento fácil de que un purismo excesivo no hubiera permitido construir el cuerpo de campanas de la Giralda. Idea equivocada. El Renacimiento integra a los musulmán pero no se lo carga, no lo avasalla. Porque lo que se crea es un conjunto, no sólo se añade sino que colocan azulejos negros y se policroma la Giralda. La Giralda ¡roja!. Un resultado espectacular. Pero que procuraba integrar sin olvidar lo antiguo. Una obra genial. Modernísima. Hagamos la comparación: cuando en el siglo XVIII se le añade un camapanario barroco a la torre mudéjar de San Marcos se hace un engendro que no integra y que destroza la belleza anterior. Una mediocridad sobre una buena obra. Esas son las diferencias entre un Hernán Ruiz y un mediocre arquiteto. Hoy quizás todos se crean Hernán Ruiz. Es más, con la excusa de la habitabilidad se defiendemn criterio estéticos discutible pero es no se mejora el sentido práctico de las cosas. ¿Es acogedora la Alameda? ¿Es realmente un paseo arbolado? ¿Pueden los niños jugar a la pelota o al trompo o dibujar en el suelo? ¿alguien entiende las losetillas azules o estamos cayendo en un Maniersimo intelectual absolutamente ajeno al pueblo que se dice defender? ¿Acaso son prácticos y habitables unos mojoncillos churretosos que incluso son una dificultad para el tráfico rodado? ¿No hay algo de despotismo ilustrado en este tipo de actitudes? Defiendo al pueblo pero le coloco unos bancos incómodos y le aislo un paseo arbolado, se lo hago inaccesible y encima feo. (Lo de feo, al fin y al cabo, es un criterio estético, que también se aprende).
Sevilla nunca tuvo un espíritu abierto. Eso es un tópico como tantos otros. Aquí se ha derribado uno de los mayores patrimonios de Europa simplemente por incultura, por pasotismo y por mezquinos y bajunos intereses económicos (cuando se tiraba una iglesia mudéjar se hacía para usar sus retablos como madera para quemar y sus piedras como material de acarreo).
En fin. Recordar que el Renacimiento creó y el Neoclasicismo pasticheó. Por eso los "muñequitos" de Diego de Pesquera son algo más que eso. Son símbolos. Son un todo. De 1574. Discutibles...sólo desde la soberbia

Anónimo dijo...

Sinceramente, no sé quién puede tener la culpa de esto, pero lo cierto es que culpables tiene que haber. Hemos vuelto a dejar escapar la oportunidad de recuperar uno de los espacios públicos más interesantes de Sevilla. Y de verdad que lo siento, porque suelo ir mucho por aquí, y porque últimamente cuando paso, cada vez menos, siento lástima por nosotros y bastante rabia. A mí la Alameda que teníamos no me gustaba nada, quizá lo único que se puede defender, es que los niños preferirían el albero antes que los ásperos adoquines que lo imitan ahora. Pero, que alguien me explique, ya que ET no lo va a hacer, que se conserva del proyecto, ¿cual era el trasfondo de esto?, ¿dónde estaba la idea?, y porque de eso no queda nada. Una repavimentación de 40.000 m2, bastante cara por cierto, que nos deja un lugar, sucio, polvoriento, desagradable. Sinceramente, me importa poco que las columnas estén en su sitio, pero de verdad que el resto no lo está.